Nadie es perfecto hasta que te enamoras de él.

Recuerdos.


Días felices ya pasados, sonrisas, días de amor y de sol. Poco a poco, se la va imaginando a su lado, entre sus brazos.

Ilusión de un momento, violentos instantes de pasión, ahora solitaria. Después se siente más solo, privado incluso del orgullo. Más tarde, mientras camina entre la gente, ve los coches con parejas felices en su interior, sumergidos en el tráfico festivo, con los asientos llenos de regalos. Sonríe. Es difícil conducir cuando ella se abraza a ti, cuando quiere meter por fuerza las marchas y no es capaz, cuando tienes una mano sola para llevar el volante y, a la vez, amar.

Sigue caminando entre falsos Papá Noel y olor de castañas, entre guardias con el silbato y gente cargada de regalos, buscando su pelo, su perfume, la confunde con otra que camina apresuradamente y se ve obligado a frenar a su corazón decepcionado.

En esa misma calle, un día risueño se le viene en mente. La llevaba en brazos como a una niña, besándola a la vista de todos, admirados por aquella diferencia. Luego entra en una cafetería, la apoya delicadamente sobre la barra y la gente que los mira lo oye pedir: "Una cerveza y un trozo de tarta de crema para mi pequeña". Salen poco después, de nuevo a la calle, ella en brazos de él, entre la gente normal, distinta. Una pareja los mira. La chica sonríe para sus adentros deseando uno así para ella, exagerado y loco.